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Novena al Amor Misericordioso: Día Sexto

Actualizado: 11 nov 2021


En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Oración preparatoria (para todos los días)

Jesús mío, grande es mi dolor, viendo que he tenido la desgracia de ofenderte tantas veces, pero Tú con corazón de Padre, no sólo me has perdonado, sino que me invitas a que te pida lo que necesito, con tus palabras: «pedid y recibiréis». Lleno de confianza, me acojo a tu Amor Misericordioso, para que me concedas lo que solicito en esta novena y sobre todo la gracia de reformar mi conducta y en adelante acreditar mi fe con mis obras, viviendo según tus preceptos y arder en el fuego de tu caridad.


Meditación sobre las palabras del Padre nuestro

"El pan nuestro de cada día dánosle hoy". Aquí pedimos, el Pan excelentísimo que es el Santísimo Sacramento; el sustento ordinario de nuestra alma, que es la gracia; los Sacramentos y las inspiraciones del cielo. El sustento necesario para conservar la vida del cuerpo, la cual debe procurarse con moderación. Llamamos nuestro el Pan Eucarístico, porque se ordena a nuestra necesidad y porque nuestro Redentor se nos da a Sí mismo en la Comunión. De cada día le llamamos, para demostrar la dependencia ordinaria que de Dios tenemos en todo, en cuerpo y alma, en cada hora y en cada momento. Diciendo dánosle hoy, ejercitamos un acto de caridad, pidiendo para todos los hombres y sin ambiciones del mañana.


Petición (para todos los días)

Jesús mío, a Ti acudo en esta tribulación. Si Tú quieres usar de tu clemencia con esta miserable criatura tuya, triunfe tu bondad y por tu amor y misericordia perdona mis culpas y aunque indigno de conseguir lo que te pido colma mis deseos, si ha de ser para gloria tuya y bien de mi alma; en tus manos me pongo, haz de mí según te agrade.

(Pidamos la gracia que deseemos obtener en esta Novena).


Plegaria

Jesús mío, Tú que eres fuente de vida, dame a beber del agua viva que mana de Ti mismo, para que gustando de Ti, no tenga sed más que de Ti; anégame todo en el abismo de tu amor y misericordia y renuévame con tu Preciosísima Sangre, con la cual me has rescatado; lávame con el agua de tu santísimo costado todas las manchas, con que afeé la hermosa vestidura de la inocencia que me diste en el bautismo. Lléname, Jesús mío, de tu Santo Espíritu y poséeme limpio de cuerpo y alma.


Tres Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.


JACULATORIA: SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO, TU MISERICORDIA NOS SALVE, TU AMOR MISERICORDIOSO NOS LIBRE DE TODO MAL. AMÉN.



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