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1er domingo del dolor y gozo de San José

Actualizado: 30 ene 2022

En este primer domingo de oración y meditación del dolor y gozo de San José que iniciamos, pidamos por nuestra fortaleza en la fe para aceptar los designios de Dios y seguir caminando hacia el encuentro con Nuestro Señor Jesucristo.


1er domingo del dolor y gozo de San José

El dolor: cuando San José estaba dispuesto a repudiar a su inmaculada esposa.

El gozo: cuando el Arcángel le reveló el sublime misterio de la encarnación.


V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


Oraciones preparatorias


Pedimos a nuestro Señor Jesucristo que purifique nuestra alma y nuestro corazón para iniciar con un espíritu renovado este momento de oración, rezamos el acto de contrición.


Acto de contrición. ¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser quién eres, Bondad infinita, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberte ofendido; también me pesa porque puedes castigarme con las penas del infierno. Ayudado de tu divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.


Ofrecemos este momento de oración a San José por nuestras intenciones. Hoy ofrezcamos aquella enfermedad que nos martiriza, aquellos problemas familiares que nos angustian, o los problemas que podamos tener en nuestro trabajo.


Ofrecimiento. Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dígnate aceptar el obsequio de esta oración que voy a iniciar en memoria de tus siete dolores y gozos. Y así como en tu feliz muerte, Jesucristo y su madre María te asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Tú, asísteme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la sangre de Nuestro Señor Jesucristo y tu patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de tu compañía en el Cielo, Amén.


Rezamos un Padre Nuestro y tres Ave María y Gloria.


Oraciones y lectura del primer domingo


Hoy primer domingo dedicado a San José meditaremos el primer dolor y gozo.


Primer dolor y gozo

El dolor: cuando San José estaba dispuesto a repudiar a su inmaculada esposa.

El gozo: cuando el Arcángel le reveló a San José el sublime misterio de la encarnación.


Lectura bíblica

Escuchamos con atención la lectura del evangelio de San Mateo para el día de hoy.


Lectura del Santo evangelio según san Mateo 1, 19-21.24

José, como era justo y no quería difamar a su esposa, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor. Palabra del Señor, Gloria a ti, Señor Jesús.


Meditación y reflexión.

Escuchemos con atención la meditación para el día de hoy.

Queridos hermanos y hermanas, hoy nos hemos reunido para iniciar esta hermosa devoción de los 7 domingos de los dolores y gozos de San José, una tradición muy antigua donde se medita los pasajes más importantes de la vida de San José y de la sagrada familia de Nazareth.


Hoy domingo meditamos el primer dolor de san José: “cuando estaba dispuesto a repudiar a su inmaculada esposa”, es decir, rechazar a María porque estaba embarazada siendo él consciente que no era el padre biológico. Nos ponemos a pensar y comprendemos ese dolor que habrá sentido San José al enterarse que María esperaba un niño. Recordemos que José y María recién se habían unido en matrimonio, pero habían hecho la promesa de guardar su pureza. Y sin embargo, José confundido y angustiado por la noticia del embarazo de María no sabía como actuar. Según la ley antigua, José tendría que rechazar a María y denunciar esa ofensa públicamente. ¿Cuántas veces habrá meditado San José en cómo actuar?, ¿cuánto habrá padecido en no saber qué decisión tomar? San José en sus pensamientos se pregunta y le pide a Dios que le ayude a comprender ese gran misterio de la concepción de María; y Dios en su infinita sabiduría y misericordia le envía en sueños al ángel para revelarle que María sigue siendo pura y lo que hay en ella es obra del Espíritu Santo. Es aquí donde descubrimos el primero gozo de San José: “cuando el Arcángel le reveló el sublime misterio de la encarnación.”


San José sin mas discutir ni pensar aceptó la voluntad de Dios, por que sabía que todo lo que estaba sucediendo era por voluntad y decisión del Altísimo. La gran alegría de José fue inmensa al descubrir la verdad de la Encarnación de Jesús, Hijo de Dios, y conocer el motivo y finalidad del embarazo de su esposa María. San José, en esta aparición del ángel, entendió cuál era el papel que Dios le había reservado para toda su vida: cuidar de María y del Hijo, preservando la virginidad de su esposa.


¿Y nosotros entendemos nuestro papel reservado para toda nuestra vida? Ante las dificultades, antes los problemas o la enfermedad hemos padecido el dolor de no entender, la angustia de no comprender los designios de Dios. Esa incomprensión muchas veces llega a nuestro espíritu y nos cegamos en un pensamiento ciego y sin sentido. “Señor por que me toco a mí”, “Dios mío porque me mandas esta enfermedad” “Jesús por que me castigas”; frases que hemos dicho o escuchamos decir en esa desesperación de no comprender los designios de Dios. Pero si San José pudo comprender el gran misterio de la encarnación, porque nosotros no podemos aceptar y comprender lo que nos sucede. Pidamos a San José que nos de ese entendimiento para ya no reclamar a Dios por lo que nos pasa, si no para decir: “Señor dame fortaleza para aceptar tu santa voluntad” “Señor que se haga según tus designios” y finalmente “Señor no soy digno, pero ayúdame entender los misterios que pones en mi vida”. Dios obrará milagros en cada uno y nos bendecirá. Si San José no reclamo ¿por qué nosotros reclamaríamos?, ¿acaso somos más importantes que el padre adoptivo de Nuestro Señor Jesucristo? No pequemos de soberbia, pidamos con humildad a Dios entender los caminos que pone en nuestra vida y lo más importante pidamos humildemente a Dios, fortaleza, esperanza y sabiduría para afrontar la duda, la desesperación y la confusión.


Finalmente me quedo con este pequeño fragmento del sermón 75 de los escritos de San Juan de Ávila que dice así:


El santo José tenía el corazón tan hecho uno con su esposa, que haberla de dejar era arrancársele las entrañas y partírsele el corazón. Y mirándola ya con ojos alumbrados por lumbre del cielo, ni se tenía por digno de estar delante de ella; y, arrojado a sus pies, regaba la tierra con lágrimas pidiendo perdón; y la Virgen se arrojó a los pies de él, rogándole se levantase a servir a Dios en el negocio que le había encomendado.


Pidamos a San José que nos ayude a servir a Dios en la misión que nos ha comendado a cada uno de nosotros en nuestro hogar y con nuestra familia.


Que así sea para la gloria y honra de Nuestro Señor. Amén.


Hacemos un momento de silencio y meditamos lo que acabamos de escuchar.

Nos ponemos de pie y rezamos un padre nuestro, 10 aves marías y una gloria.


Peticiones:

Elevamos nuestra plegaria a la intercesión de San José y le pedimos por cada una de nuestra intenciones y súplicas.

  • San José te pedimos por la Santa Iglesia Católica, el papa y todo el orden episcopal, para que siempre sean iluminados con la luz de la verdad y sepan guiar al pueblo de Dios hacia la salvación. Roguemos a San José, te lo pedimos San José.

  • San José te pedimos por nuestra comunidad hoy reunida, los que estamos ante tu presencia y aquellos que desde casa nos acompañan, para que seamos bendecidos con la luz de la esperanza y fortaleza para caminar en medio de las dificultades de estos tiempos. Roguemos a San José, te lo pedimos San José.

  • San José te pedimos por todas nuestras familias, en especial aquellos que no aceptan a tu hijo adoptivo, nuestro Señor Jesucristo, para que se conviertan y puedan alcanzar la santidad deseada. Roguemos a San José, te lo pedimos San José.

Rezamos las letanías a San José


Señor, ten misericordia de nosotros

Cristo, ten misericordia de nosotros.

Señor, ten misericordia de nosotros.


Cristo óyenos.

Cristo escúchanos.

Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.

Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.

Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.

Santa Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.


Santa María, ruega por nosotros.

San José, ruega por nosotros.

Ilustre descendiente de David, ruega por nosotros.

Luz de los Patriarcas, ruega por nosotros.

Esposo de la Madre de Dios, ruega por nosotros.

Casto guardián de la Virgen, ruega por nosotros.

Padre nutricio del Hijo de Dios, ruega por nosotros.

Celoso defensor de Cristo, ruega por nosotros.

Jefe de la Sagrada Familia, ruega por nosotros.

José, justísimo, ruega por nosotros.

José, castísimo, ruega por nosotros.

José, prudentísimo, ruega por nosotros.

José, valentísimo, ruega por nosotros.

José, fidelísimo, ruega por nosotros.

Espejo de paciencia, ruega por nosotros.

Amante de la pobreza, ruega por nosotros.

Modelo de trabajadores, ruega por nosotros.

Gloria de la vida doméstica, ruega por nosotros.

Custodio de Vírgenes, ruega por nosotros.

Sostén de las familias, ruega por nosotros.

Consuelo de los desgraciados, ruega por nosotros.

Esperanza de los enfermos, ruega por nosotros.

Patrón de los moribundos, ruega por nosotros.

Terror de los demonios, ruega por nosotros.

Protector de la Santa Iglesia, ruega por nosotros.


Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor,

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros.


V.- Le estableció señor de su casa.

R.- Y jefe de toda su hacienda.


Oraciones finales


Oración Final. Oh Dios, que, con inefable providencia, te dignaste elegir al bienaventurado José por esposo de nuestra Santísima Madre, te rogamos nos concedas tener como intercesor en los cielos al que en la tierra veneramos como protector. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén.


En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


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